El hombre sensato no se deha impresionar por la furna al pie de la obra, suno sólo por la calidad de la obra en sí,
"un periodista sometió a su consideración Los cantos de Maldoror, cambiando únicamente el nombre del autor y el título. Todos los editores, a excepción d euno, rechazaron ese texto, juzgándolo de carente interés".
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