domingo, 29 de junio de 2014

simon leys, la felicidad de los pececillos

El hombre sensato no se deha impresionar por la furna al pie de la obra, suno sólo por la calidad de la obra en sí,

"un periodista sometió a su consideración Los cantos de Maldoror, cambiando únicamente el nombre del autor y el título. Todos los editores, a excepción d euno, rechazaron ese texto, juzgándolo de carente interés".

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