Por su parte, el matrimonio estadounidense formado por Deborah y Roger S. Fouts ha dedicado su vida a combatir la idea de que el lenguaje es el "último bastión" de la singularidad humana y el resultado ha sido más de 40 años de trabajo con unos chimpancés que no sólo han aprendido a comunicarse con el lenguaje de signos, sino a mentir, a decir "estoy triste", a pedir perdón e incluso a hacer poesía.
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